Marcella De Marco,Ana Lagoa Carvallo María Rosario Martín Ruano Una perspectiva “generadora” en la traducción audiovisual

Traducción
Una perspectiva “generadora” en la traducción audiovisual

Marcella De MarcoUniversidad Metropolitana de Londres
Translated by Ana Lagoa Carvallo bajo la supervisión de María Rosario Martín RuanoUniversity of Salamanca

Dentro del mundo académico, el análisis de las cuestiones de género se ha desarrollado fundamentalmente en el campo de las Ciencias Sociales. Durante años, estos análisis se han centrado en las asimetrías perceptibles en la representación de hombres y mujeres, tal y como se manifiestan a través del uso de formas gramaticales y lingüísticas (sexistas), por ejemplo en el ámbito de la literatura, así como en el tratamiento de las imágenes escogidas para representar los cuerpos masculinos y femeninos, como ocurre en los medios de comunicación. Con el paso del tiempo, se ha generado un creciente interés en las implicaciones que la traducción de textos escritos y audiovisuales también puede tener en la representación y percepción del género. Asimismo, de forma progresiva se ha ido desplazando el foco de atención desde el ámbito de la traducción literaria hasta el audiovisual. En la última década, el estudio del lenguaje de la traducción audiovisual desde una perspectiva de género ha abarcado un amplio espectro de géneros (entre ellos, series de televisión, películas y publicidad) y ha suscitado un fructífero debate sobre los múltiples enfoques desde los que debe investigarse, cuestionarse y, en último término, combatirse la discriminación por motivos de género. En concreto, De Marco (2012) arroja algo de luz sobre hasta qué punto podría considerarse la traducción audiovisual (TAV) una práctica social que puede beneficiarse de la aplicación de teorías propias de disciplinas multidimensionales como pueden ser la Lingüística, los Estudios de Género, la Cinematografía y, naturalmente, los Estudios de Traducción. Este artículo analiza en qué medida un enfoque interdisciplinar y “generador” puede contribuir a la construcción de un marco metodológico válido para la investigación en el campo de la TAV. Al mismo tiempo, pone de manifiesto las limitaciones que se derivan de la dificultad de aplicar este mismo enfoque al estudio de un área tan práctica como lo es la TAV, en la que las cuestiones de género no se consideran tan prioritarias como otros aspectos profesionales.

Palabras clave:
  • traducción audiovisual,
  • sensibilización en materia de género,
  • incorporación de la perspectiva de género,
  • interseccionalidad,
  • interdisciplinariedad
Tabla de contenidos

1.Género y traducción audiovisual: una visión global

El desarrollo de la traducción audiovisual (TAV), no solo como una actividad profesional que ha encontrado un campo fértil para su consolidación en virtud de los avances relacionados con el DVD y la industria digital, sino también como una disciplina académica, ha traído consigo un cambio en los enfoques de investigación que se han adoptado para explorarla. En los últimos veinte años, hemos presenciado una multiplicación de los aspectos en los que se centra el análisis de determinados programas audiovisuales y de sus traducciones. Hemos ampliado el estudio de la dimensión técnica de estos textos (Gottlieb 1994), así como las peculiaridades de los distintos tipos de TAV y los retos que se plantean en ellos (Agost 1999; Pettit 2004) al explorar también su dimensión social. Así, se han estudiado aspectos relativos a la amplia gama de necesidades sociales que presentan ciertos sectores de la audiencia y que la TAV puede atender (Matamala y Orero 2010) o las dificultades económicas e ideológicas que afectan a la distribución y traducción de estos textos (Hernández Bartolomé y Mendiluce Cabrera 2005; Díaz Cintas 2012).

Este interés por aspectos de la TAV que van más allá de una dimensión técnica, ya perceptible en los años 90 (Delabastita 1989; Ivarsson 1992), se ha desarrollado de forma paralela a otro nuevo objeto de estudio: la intersección entre traducción y género. Son muchas las publicaciones que han analizado esta relación desde numerosos ángulos y que, como consecuencia, han dado lugar a intensos debates en diferentes planos. Así, se ha abordado en qué medida el discurso de la traducción puede contribuir a contrarrestar la influencia de las representaciones (sesgadas) que durante siglos se han hecho de las mujeres en la literatura y en otras manifestaciones culturales (Chamberlain 1992). También se ha planteado la necesidad de revertir estas representaciones a través de estrategias intervencionistas de corte feminista (von Flotow 1997) y de prácticas más inclusivas desde el punto de vista lingüístico (Castro 2013). Se ha señalado asimismo la crucial importancia de que los traductores adquieran plena consciencia de la postura ideológica que adoptan cuando transfieren los mensajes de los textos (Godayol 2002). Estos estudios han contribuido sustancialmente a entender la traducción como un medio de subversión del androcentrismo dominante, si bien cabe destacar que han partido fundamentalmente de corpus de análisis constituidos por textos literarios.

A pesar del desarrollo paralelo de los avances de corte sociológico a los que nos referíamos anteriormente tanto en la TAV como en los Estudios de Traducción, y pese a que las dinámicas de género sí se han analizado con detalle en el ámbito de la cinematografía y de forma más general en los medios de comunicación, ha habido que esperar hasta la primera década del siglo XXI para encontrar trabajos académicos en los que se establece un vínculo directo entre el género y la TAV. Si examinamos los estudios de caso llevados a cabo durante este periodo, encontraremos publicaciones que analizan asuntos relacionados con el género en diferentes modalidades audiovisuales como las películas (Baumgarten 2005) y las series (Toto 2009; Feral 2011; Ranzato 2012). Estos estudios nos ofrecen una muestra representativa bastante interesante acerca de lo lejos que puede llegar la manipulación de ciertas alusiones relacionadas con asuntos de género y el efecto que puede tener esta en la percepción por parte de la audiencia de las realidades representadas.11.Baumgarten ha analizado sobre todo las películas de James Bond, mientras que Toto y Ranzato han estudiado las series Will y Grace (2003–2005) y Sexo en Nueva York (1998), respectivamente. Los tres últimos estudios parecen tener en común algunos elementos relevantes: el análisis se centra en la dimensión lingüística de los programas estudiados; todos muestran que existe una tendencia a naturalizar las expresiones que contienen claras alusiones feministas (en el caso de Feral) o las referencias culturales que remiten al discurso homosexual (en el caso de Toto y Ranzato). Esta es una tendencia que se da con más frecuencia en el doblaje que en el subtitulado, y de modo general en lenguas romances como el francés o el italiano. Asimismo, ponen de manifiesto otro cambio importante en cuanto al enfoque de la investigación. Mientras la gran mayoría de los estudios que se centran en cuestiones de género relacionadas con la traducción literaria adoptan como principal categoría de análisis la figura de la “mujer” o han sido llevados a cabo sobre todo por mujeres, en los estudios de caso en torno a textos audiovisuales que hemos mencionado se estudia tanto el lenguaje de la mujer (Feral 2011) como el de los varones homosexuales (Toto 2009; Ranzato 2012). Esto apunta a una dimensión relevante, aunque a menudo olvidada, del análisis de género en traducción: al hecho de que las cuestiones de género no tratan solo de la dominación de lo masculino sobre lo femenino ejercida a escala mundial en virtud de la vigencia de un modelo patriarcal, sino también sobre “las maneras en las que [hombres y mujeres] conciben sus vidas, las oportunidades de las que disfrutan, y […] de qué manera plantean sus reivindicaciones” (Rosaldo [1980], citado en Kabeer [1994, 54]).22.N. de la T.: traducido para esta edición. Como consecuencia, las perspectivas de género pasan a ser compartidas por varones y mujes, y de hecho tienen que plantearse por parte de ambos; por otro lado, se tiene que analizar el factor de la masculinidad “no como un opresor directo de la mujer, sino como una categoría de definición en sí misma” (Jeffords [1989], citado en Wiegman [2001, 368]).33.N. de la T.: traducido para esta edición.

A la vez que veían la luz estos estudios de caso, otro trabajo de investigación se sumó a las publicaciones que han promovido una perspectiva “generadora” en los estudios de la TAV. Nos referimos concretamente a la obra que lleva como título Audiovisual Translation through a Gender Lens (De Marco 2012). Curiosamente, hasta el momento de escribir el presente artículo, esta era la única monografía plenamente dedicada a comentar los retos que supone la interconexión entre las cuestiones de género y la TAV y, por tanto, la única propuesta que hasta esa fecha permitía la oportunidad de sopesar los pros y los contras de adoptar este enfoque en los estudios adscritos a este ámbito.

En esta monografía se diseccionan trasversalmente las jerarquías de género presentes en los textos audiovisuales, pues se proponen marcos alternativos para llevar a cabo análisis en distintos niveles. Con el fin de abordar la cuestión de la mediación ideológica entre diferentes culturas, en este libro se examina un corpus de diez películas contemporáneas disponibles en tres lenguas: el inglés como lengua de partida y el italiano y el español como lenguas de llegada.44.Las película analizadas son: Armas de mujer (1988), Pretty Woman (1990), Sister Act: una monja de cuidado (1992), La señora Doubtfire (1993), Erin Brockovich (2000), Oriente es Oriente (1999), Billy Elliot (2000), El diario de Bridget Jones (2001), Quiero ser como Beckham (2002) y Las chicas del calendario (2003). La naturaleza tridimensional del texto audiovisual se contempla al explorar los sesgos vinculados a cuestiones de género no solo en el plano lingüístico (es decir, lo que dicen los personajes y cómo se dirigen los unos a los otros), sino también en el visual (a saber, cómo se representan en la pantalla) y el sonoro (analizando qué tipo de alteraciones sufre el tono de voz en el proceso de doblaje). Por último, aunque la mayoría de los personajes que protagonizan las películas seleccionadas sean mujeres, la feminidad se analiza junto a la masculinidad y en relación con otros aspectos importantes que influyen en la identidad de género: el estatus social, la orientación sexual y la pertenencia étnica.

Para abordar un espectro tan variado de elementos, la autora recurre a un marco teórico que, lejos de beber únicamente de los Estudios de Traducción, es mucho más amplio y está informado por perspectivas interdisciplinares de las distintas ramas del saber de las que se nutre el libro. En cuanto a la dimensión lingüística, se recogen diferentes aportaciones de autores y autoras feministas que, desde el campo de la Lingüística (Code 2000; García Meseguer 2002; Coates 2004), han desenmascarado el sexismo en los usos habituales en ciertas lenguas y cómo este fomenta conductas sociales discriminatorias (Lledó Cunill 2004). Se hace también referencia a las campañas a favor de la implantación de prácticas inclusivas difundidas a través de guías de uso de un lenguaje no sexista (Sabatini 1987; Doyle 1998). Dichos planteamientos dan paso a otras consideraciones relevantes sobre los estereotipos, que encierran riesgos en función de “quién los controla y los define [y] qué intereses persiguen”55.N. de la T.: Traducido para esta edición. (Dyer 2002, 12), y sobre la violencia simbólica (Bourdieu [1998] 2000), la cual opera en el subconsciente, por lo que resulta difícil de combatir.66.Por “violencia simbólica” se entiende el conjunto de amenazas en el plano lingüístico y no lingüístico que define cualquier posición simbólica dominante: hombres, aristócratas, jefes de estado, etc. (Bourdieu 1998, 49). Cuando la noción de género se vincula a la de estereotipo, resulta fácil rayar en la violencia simbólica, ya que los estereotipos de género “con facilidad generan prejuicios, y estos tienden a inculcarse sigilosamente en nuestra forma de pensar y […] a instalarse peligrosamente en ella” (De Marco 2012, 95).77.N. de la T.: Traducido para esta edición.

En términos de análisis visual, se puede encontrar un marco apropiado en algunas de las obras de las teóricas feministas más relevantes del ámbito de los Estudios Fílmicos como Mulvey (1975, 2003), De Lauretis (1987) y Kuhn (1991). Estas han aportado decisivas observaciones para entender de qué manera el cine narrativo occidental, que se encuentra notoriamente al servicio de los intereses económicos que alimentan los valores patriarcales, hace uso de imágenes y sonidos para inculcar expectativas androcéntricas y heteronormativas al público. El corpus que se ha seleccionado, compuesto de películas comerciales del ámbito anglonorteamericano, se presta a la plena aplicación de estas teorías, aunque también se cuestionan abiertamente algunos de los papeles que general y tradicionalmente han representado tanto hombres como mujeres. Se invalida así la famosa ecuación en la que hace hincapié una gran parte de la investigación que adopta presupuestos feministas: la que iguala “narrativa cinematográfica = prominente mirada masculina = cosificación y sometimiento del cuerpo femenino”.

Por último, la dimensión del sonido se aborda fundamentalmente en este corpus analizando el tono de voz tanto de personajes femeninos como masculinos. A partir de las teorías de Cameron (1992) y Chion (1999), sobre todo, acerca de cómo influye la voz en la manera en la que el público percibe los roles de los personajes, parece que esta constituye un factor más que influye en los procesos de discriminación por razones de género y en el control de las expectativas de la audiencia, algo que se hace especialmente visible cuando se representan personajes femeninos y homosexuales.

Este repaso bibliográfico deja claro que el estudio fomenta una lectura interseccional de las dinámicas relacionadas con cuestiones de género en los textos audiovisuales. Es interseccional no solo porque, como se mencionaba al principio, considera todas las facetas de la identidad que se interrelacionan con el género, sino también porque desenmascara cómo estas dinámicas se incardinan en las tres dimensiones del texto audiovisual en su conjunto. A su vez esta interseccionalidad tanto dinámica como estructural se combina con un enfoque interdisciplinar en la explicación del marco teórico. Este enfoque resulta útil si entendemos que la TAV, debido a su carácter multidimensional, comparte algunos aspectos en común con disciplinas como la Lingüística (y concretamente con la Sociolingüística y el Análisis del Discurso), los Estudios Fílmicos y los Estudios Culturales. Todas ellas atesoran un sólido legado feminista y, por lo tanto, no se puede pasar por alto su trascendencia al embarcarnos en la investigación de cómo toman forma las representaciones del género en la TAV.

2.Los inconvenientes de incorporar una perspectiva “generadora” a la TAV

En el apartado 3 se tratarán las ventajas y la viabilidad de adoptar una perspectiva tan compleja, pero llegados a este punto es necesario señalar algunas de sus limitaciones. Anteriormente se ha mencionado que, aunque en el corpus examinado en De Marco (2012) se cuestionan algunos de los estereotipos de género más recurrentes, la representación de los personajes femeninos o masculinos que aparecen en él por lo general se alinea con los patrones dominantes. Como consecuencia, recurrir a las teorías feministas (Mulvey 1975) que denuncian la tendencia a lo hegemónico (en este caso, el androcentrismo) de la mirada que proyecta el mundo del cine probablemente resulte ya manido. En otro estudio (De Marco, en prensa) ya se han señalado estas limitaciones, junto con la posibilidad de buscar apoyo en otras propuestas alternativas a las interpretaciones de Mulvey. Así, por ejemplo, en aportaciones como las de Evans y Gamman (1995) y Mackinnon (1999), se presenta a las mujeres no únicamente como un objeto que es observado; por tanto, la mirada cinematográfica se concibe como un fenómeno configurado en relaciones de reciprocidad, lleno de contradicciones y en constante evolución.

Sin embargo, también cabe destacar que el corpus previamente mencionado está compuesto por películas destinadas a su comercialización para el gran público, las cuales tienden a ofrecer una representación más canónica de los roles de género. De ahí que sea muy probable que las versiones traducidas a otras lenguas también mantengan, y en ocasiones refuercen, los estereotipos en los que se sustentan este tipo de representaciones. Por el contrario, las producciones de cine independiente, que normalmente tienden a difundir imágenes menos canónicas (sin ir más lejos en lo que respecta a los roles de género) que desafían los valores culturales predominantes, resultarían más adecuadas como punto de partida para proponer interpretaciones alternativas. Estas permitirían descubrir la forma en la que las diferentes culturas afrontan algunas de las polémicas cuestiones sociales que en ellas se reflejan. Además, nos mostrarían si esas mismas culturas están abiertas a afrontar estos retos al renunciar a usos lingüísticos anclados en visiones y conductas sesgadas. Es decir, sería interesante comprobar si se da el mismo fenómeno que es visible en la traducción de textos literarios que adoptan un lenguaje manifiestamente inclusivo en cuanto a cuestiones de género también en la TAV cuando esta se enfrenta a textos audiovisuales que fomentan una perspectiva de género. En este sentido, Castro (2012, 43) sostiene que “muy a menudo estas traducciones incorporan elementos sexistas cuando tienen que trasvasar un texto origen manifiestamente inclusivo escrito a partir de una posición explícitamente feminista (es decir, que utiliza de forma consciente estrategias para un uso no sexista de la lengua)”.88.N. de la T.: Traducido para esta edición. Esta autora va incluso un paso más allá y señala que, cuando los traductores intentan promover prácticas que tienen en cuenta las cuestiones de género, corren el riesgo de no ver publicado su trabajo.

Lo que ocurre con las películas de cine independiente, sin embargo, es que se producen con presupuestos muy bajos, ya que no encuentran apoyo financiero por parte de los grandes estudios de grabación debido a que su mensaje se aparta de lo dominante (Hall 2009). Como resultado, por lo general no suelen traspasar las fronteras de los países donde se graban ni tampoco se traducen a otras lenguas. Este hecho explica por qué muchos de los estudios que, hasta la fecha, han aplicado una perspectiva de género en la TAV han recurrido a películas o series destinadas a grandes públicos y retransmitidas a escala internacional.

Las dificultades para desentrañar las razones por las cuales solo ciertas películas se distribuyen y traducen, así como la sospecha de que los traductores puedan sentirse forzados a adoptar prácticas que resultan ofensivas y excluyentes desde la perspectiva género en el fondo revelan un problema aún más sutil. Este resulta ser otro de los inconvenientes cuando se investigan cuestiones de género en la TAV: la ausencia total, o la falta de conocimiento, de las políticas en materia de género que están implementadas dentro del área de lo audiovisual. Muchos expertos académicos de los Estudios de Traducción entre los que cabe citar a Danan (1991), Toury ([1995] 2012) o Díaz Cintas (2004) se han referido a los factores que determinan qué obras valen la pena traducir y de qué forma; concretamente, han señalado que la poca visibilidad y la mala remuneración del trabajo de los traductores, y sobre todo de las traductoras, les impide adoptar con seguridad enfoques que se aparten de las prácticas canónicas con las que tradicionalmente se han normalizado las cuestiones de género (Wolf 2006). Dentro de la industria de la TAV, la situación se complica aún más, como es bien sabido, ya que en el proceso de traducción participa una gran variedad de profesionales. Por lo tanto, resulta difícil identificar quién es en definitiva responsable de cómo se retrasmiten y se traducen ciertos programas audiovisuales. Los medios de comunicación se han considerado difusores de estereotipos (de género) en los países occidentales. A pesar de algunos cambios que se han desencadenado a nivel social como respuesta a la crítica por parte de sectores feministas y a las campañas lanzadas contra anuncios sexistas (Gill 2007), no parece que sea una tarea sencilla encontrar las fórmulas con las que puede revertirse esta tendencia, que tiene el efecto perverso de perpetuar las desigualdades sociales.99.Teniendo en cuenta los últimos avances tecnológicos en cuanto a cómo se difunde hoy la información, recientemente se ha cuestionado el concepto de “medios de comunicación”. En este artículo, este término se usa en su sentido más amplio, esto es, para referirse tanto a las fuentes de información “tradicionales” como a las más “nuevas”, lo que incluye los periódicos, las revistas, la televisión, las páginas web de intercambio de vídeos disponibles en Internet, las plataformas de redes sociales, etc.

En otros contextos diferentes al de la traducción (por ejemplo, en los ámbitos del desarrollo económico o la educación) en los que la igualdad de género se ha erigido en una prioridad indiscutible, los procesos de formulación de políticas van ya de la mano de la incorporación de perspectivas de género, es decir, de:

una estrategia destinada a hacer que las preocupaciones y experiencias de las mujeres, así como de los hombres, sean un elemento integrante de la elaboración, la aplicación, la supervisión y la evaluación de las políticas y los programas en todas las esferas políticas, económicas y sociales, a fin de que las mujeres y los hombres se beneficien por igual y se impida que se perpetúe la desigualdad.(Organización Internacional del Trabajo 1998)1010.N. de la T.: La traducción al español de este fragmento se ha extraído de la página de ONU Mujeres (fecha de consulta: 1/09/2019).

Según Squires (2009, 55), “los esfuerzos por generalizar ciertas preocupaciones minoritarias cuestiona la presunta neutralidad de los procesos burocráticos de elaboración de políticas al poner de relieve la manera en la que esas supuestas políticas imparciales pueden reproducir las desigualdades existentes en la medida en que no abordan su dimensión estructural”.1111.N. de la T.: Traducido para esta edición. En vista de esta observación, cabe suponer que las políticas en materia de género adoptadas por quienes controlan la información en los medios de comunicación solo son aparentemente imparciales. Dicho de otro modo, aunque los medios de comunicación den cabida a información que versa sobre asuntos de género y sobre campañas que fomentan la igualdad de género, en realidad la representación de las relaciones de género y entre las identidades que se ofrece en muchas películas y anuncios dista mucho de ser equilibrada. Por ello, en tanto la postura adoptada se erige en neutral con respecto a las preocupaciones que expresan varones y mujeres, resulta tanto más difícil de abordar.

3.La contribución de la perspectiva “generadora” a la TAV: conclusiones finales

A pesar de las dificultades y las limitaciones que supone analizar los programas audiovisuales desde una perspectiva de género, el enfoque propuesto en De Marco (2012) constituye una aportación significativa desde el punto de vista metodológico. Ya se ha señalado anteriormente que un enfoque interdisciplinar e interseccional resulta adecuado para abordar la naturaleza semiótica de los programas analizados.1212.La interseccionalidad es un concepto introducido por Crenshaw (1991) y que fue definido en un primer momento como “las diversas maneras en las que el género y la raza interactúan a la hora de moldear las múltiples dimensiones de las experiencias laborales de las mujeres negras, lo que supone abandonar la que ahora se considera una perspectiva unidimensional centrada únicamente en los intereses de la mujer blanca de clase media” (Bagilhole 2009, 51). En el apartado 1 hemos hecho referencia a una serie de disciplinas con las que suele estar interconectada la TAV debido a su naturaleza híbrida, más concretamente con los Estudios Fílmicos y la Lingüística. Una rama de la Lingüística, el Análisis del Discurso, puede ser de particular utilidad en la TAV. Una de las cuestiones que se plantean en Audiovisual Translation through a Gender Lens es que se han producido muchos cambios positivos en el ámbito social y político a favor de la igualdad de género, pero estos logros no se han reflejado aún en el uso de la lengua. El Análisis del Discurso contribuye a establecer lazos entre los cambios discursivos y los sociales; de hecho, ya ha demostrado su productividad tanto en los estudios sobre cuestiones de género (Litosseliti 2006) como en el análisis de asuntos de género en los medios de comunicación (Kosetzi 2008). Por lo tanto, no es difícil trazar vínculos y relaciones entre el Análisis del Discurso, las cuestiones de género y la TAV.

El concepto de interseccionalidad, que ha sido una piedra angular de los debates suscitados en torno a las políticas de igualdad, está en la base de propuestas que abordan la compleja naturaleza de la discriminación. De ahí que se haya utilizado en disciplinas y contextos donde han cobrado actualidad las cuestiones de género. La comunicación audiovisual es, sin duda alguna, uno de estos contextos. En este sentido, podemos emplear la visión que ofrece Pellegrino (2009), quien argumenta que la adopción de una perspectiva interseccional es la vía para superar las representaciones estereotipadas que ofrecen los medios de comunicación. Esta autora hace además hincapié en los significados etimológicos que posee el término “comunicación”: (1) compartir mundos comunes; (2) intercambiar y (3) superar y reforzar las barreras. Entre estos, el tercero es el significado que los medios de comunicación parecen más propensos a activar, dada su “trascendental función normativa y normalizadora en relación con las identidades individuales y colectivas”1313.N. de la T.: Traducido para esta edición. (95). Con la finalidad de recuperar los valores positivos de la comunicación, esta investigadora aboga por estudiar de forma transversal el género y la comunicación ya que esto supone acercarse críticamente a “cómo las estructuras de poder se relacionan entre sí para perpetuar las desigualdades sociales, políticas y económicas”1414.N. de la T.: Traducido para esta edición. (94). En definitiva, un enfoque interseccional contribuye a poner de relieve la heterogeneidad de las identidades de género; heterogeneidad que también se refleja en la diversidad de las sociedades actuales que los medios de comunicación difunden y representan constantemente.

Aunque Pellegrino no habla sobre la TAV, de algún modo sus aportaciones encajan bien con el razonamiento que se construye en la obra Audiovisual Translation through a Gender Lens. Ambas autoras se adentran en el análisis de las cuestiones de género con la finalidad de sacar a la luz las características distintivas de su compleja naturaleza. Confían también en el poder que tiene la comunicación verbal y audiovisual para desafiar la manera estereotipada en la que se suele hablar de las cuestiones de género, así como el modo en el que estas se representan a través de los medios de comunicación. Sin embargo, Pellegrino ve en los formatos más novedosos de la comunicación (como los blogs o el activismo en la red) una herramienta alternativa para desafiar los modelos sexistas más arraigados en los medios de comunicación tradicionales. Por su parte, De Marco distingue una alternativa con un alcance más amplio en la manera en la que se traducen los programas audiovisuales, pues la TAV permite articular un discurso en torno a las cuestiones de género tanto en las tres dimensiones de los textos audiovisuales como a través de la mediación multilingüe.

De todo lo expuesto hasta ahora, parece que apostar por lo “interseccional” y lo “interdisciplinar” es clave para quienes intentan profundizar en la investigación de la relación entre género y TAV. Si bien ya se han destacado las ventajas de este tipo de enfoques, es cierto que pueden parecer demasiado abstractas en el contexto actual, donde la TAV se enfrenta a nuevos desafíos tecnológicos, sobre todo en el campo de la accesibilidad. Por consiguiente, cabe sugerir que se debería dar más importancia a las necesidades sociales que son más prácticas y urgentes. Integrar los asuntos de género dentro de los estudios de la TAV a partir de una perspectiva interseccional/interdisciplinar no significa apartarse de la realidad. Al contrario, significa acercar más este campo, el de la TAV, hacia algunas de las necesidades reales de las sociedades modernas, ya que las cuestiones de género son un tema trasversal que afecta a todo el mundo, a todos los ámbitos de la vida y, aunque en diferente grado, a muchas disciplinas y profesiones. Esto explica la elección del título de este artículo. No es casualidad que la expresión “perspectiva generadora” se haya preferido al uso de una más habitual como “perspectiva de género”, que es la que más se ha utilizado en las últimas décadas. El verbo “generar” quiere decir ‘causar’, ‘crear/originar algo’, pero recientemente se ha empleado cada vez más en los estudios sociológicos y en los estudios sobre desarrollo económico para enfatizar la importancia de los asuntos de género en nuestra sociedad. Asimismo, “generar” aparece en los títulos de muchos proyectos que se destinan a trabajar en pro de los principios de igualdad de género. La “perspectiva generadora” que propone De Marco (2012) y sobre la que también versa este artículo conserva estos dos sentidos: el de concienciar acerca de los asuntos de género en un ámbito en el que aún son poco comunes, el de TAV, y el de integrar los asuntos de género en las responsabilidades que tienen tanto los profesionales como los académicos que se ocupan de este campo. Introducir en la TAV una perspectiva “generadora” significa no solo hablar de las cuestiones de género en programas audiovisuales traducidos, sino también usarlos como un punto de partida privilegiado para identificar cómo se forjan las desigualdades de género, pero también para plantear cómo podrían contrarrestarse y, en último término, erradicarse.

Notas

1.Baumgarten ha analizado sobre todo las películas de James Bond, mientras que Toto y Ranzato han estudiado las series Will y Grace (2003–2005) y Sexo en Nueva York (1998), respectivamente.
2.N. de la T.: traducido para esta edición.
3.N. de la T.: traducido para esta edición.
4.Las película analizadas son: Armas de mujer (1988), Pretty Woman (1990), Sister Act: una monja de cuidado (1992), La señora Doubtfire (1993), Erin Brockovich (2000), Oriente es Oriente (1999), Billy Elliot (2000), El diario de Bridget Jones (2001), Quiero ser como Beckham (2002) y Las chicas del calendario (2003).
5.N. de la T.: Traducido para esta edición.
6.Por “violencia simbólica” se entiende el conjunto de amenazas en el plano lingüístico y no lingüístico que define cualquier posición simbólica dominante: hombres, aristócratas, jefes de estado, etc. (Bourdieu 1998, 49).
7.N. de la T.: Traducido para esta edición.
8.N. de la T.: Traducido para esta edición.
9.Teniendo en cuenta los últimos avances tecnológicos en cuanto a cómo se difunde hoy la información, recientemente se ha cuestionado el concepto de “medios de comunicación”. En este artículo, este término se usa en su sentido más amplio, esto es, para referirse tanto a las fuentes de información “tradicionales” como a las más “nuevas”, lo que incluye los periódicos, las revistas, la televisión, las páginas web de intercambio de vídeos disponibles en Internet, las plataformas de redes sociales, etc.
10.N. de la T.: La traducción al español de este fragmento se ha extraído de la página de ONU Mujeres (fecha de consulta: 1/09/2019).
11.N. de la T.: Traducido para esta edición.
12.La interseccionalidad es un concepto introducido por Crenshaw (1991) y que fue definido en un primer momento como “las diversas maneras en las que el género y la raza interactúan a la hora de moldear las múltiples dimensiones de las experiencias laborales de las mujeres negras, lo que supone abandonar la que ahora se considera una perspectiva unidimensional centrada únicamente en los intereses de la mujer blanca de clase media” (Bagilhole 2009, 51).
13.N. de la T.: Traducido para esta edición.
14.N. de la T.: Traducido para esta edición.

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Dirección para la correspondencia

Marcella De Marco

Universidad Metropolitana de Londres

Faculty of Social Sciences and Humanities

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