TraducciónLa razón instrumental en los estudios de traducción [Instrumental thinking in Translation Studies]
Resumen
El presente artículo se centra en la razón instrumental para analizar la conceptualización de la traducción en la praxis y la teoría. En primer lugar, la razón instrumental se presenta como un modo general de pensamiento que puede rastrearse a través de diferentes disciplinas académicas. Se adopta una posición crítica en lo que respecta a Horkheimer, Adorno y Bourdieu. A partir del trabajo de Bourdieu sobre «el estado de lo impensable» y lo «preconstruido», se examinan algunos ejemplos del discurso académico para poner en primer plano cómo un cierto tipo de razón instrumental se vincula con una postura política orientada al mercado y cómo esta configura también los conceptos en el discurso académico. Así, argumentaremos que los efectos de lo instrumental influyen en varios niveles de los estudios de traducción que están interrelacionados. Eso incluye las formas en las que los participantes en los procesos de traducción e interpretación entienden y abordan la traducción en la práctica, en los discursos sobre la traducción y la interpretación en campos ajenos a la academia y en el trabajo académico sobre la traducción.
Palabras clave:
Tabla de contenidos
- Resumen
- Palabras clave
- 1.Introducción
- 2.La razón instrumental como concepto crítico
- 3.La razón instrumental en los estudios de traducción
- 4.Competencia: Un concepto preconstruido
- 5.La traducción como «instrumento»
- 6.Intercambio transparencia-opacidad, análisis de caso: La práctica (relacionada con) la traducción y su discurso
- Notas
- Referencias
- Dirección para la correspondencia
1.Introducción
En los departamentos de enseñanza en traducción e interpretación europeos, ha ido ganando terreno una perspectiva orientada al mercado. Esta perspectiva sirve a menudo como una base de sentido común irrefutable para las decisiones institucionales, como las relativas al diseño de los planes de estudio en traducción e interpretación. En la última década, el Proceso de Bolonia ha influido significativamente en la estructura de los programas. Los documentos posteriores a la Declaración de Bolonia (1999) muestran que la Unión Europea sigue teniendo un gran interés en vincular la enseñanza superior a las necesidades del mercado. En el Comunicado de Bucarest (2012), por ejemplo, movilidad, ocupabilidad y calidad son las «tres prioridades» para destacar la «importancia de la enseñanza superior para que Europa pueda hacer frente a la crisis económica y contribuir al crecimiento y al empleo» (Proceso de Bolonia). En Alemania, este desarrollo sigue o incluso coincide con los esfuerzos por consolidar los estudios de traducción como disciplina independiente. Antes, la investigación y la formación en traducción estaban a cargo de los departamentos de Lingüística Aplicada; por lo tanto, ya tenía un fuerte diseño orientado a la práctica. No obstante, había poca teoría e investigación fundamental que estuviese oficialmente arraigada en los estudios de traducción. En cambio, estos surgieron de una combinación de la lingüística con la experiencia del estudiante en la práctica de la traducción o la interpretación.11.Este fue el caso de Hans Vermeer, profesor de lingüística general y aplicada en Germersheim cuando sentó las bases de la Teoría del Skopos, y nombrado primer profesor de estudios de traducción (con especial referencia al portugués) en la Universidad de Heidelberg en 1984. El factor determinante fue el poco tiempo transcurrido entre la independencia de los estudios de traducción de la Lingüística Aplicada y la demanda de una orientación de estos hacia el mercado tal y como la expresaban las instituciones de la UE. Alemania es tan solo un ejemplo y, en lugar de ser una excepción, parece ser parte de una tendencia general hacia el mercado. Existen numerosos síntomas de este desarrollo, como el creciente uso y enseñanza de tecnologías para acelerar el proceso de traducción, aumentar la eficiencia, la competitividad y la empleabilidad. No hay duda de que los estudiantes necesitan estar preparados para los puestos que el mercado ofrece. Sin embargo, desde la perspectiva de la investigación traductológica, tenemos que preguntarnos cómo este pensamiento orientado al mercado afecta a la investigación sobre la traducción y da forma a sus instituciones. Otra cuestión sería analizar si la traducción como fenómeno y la forma en que se maneja en la vida cotidiana interactúan con la visión instrumental. En otras palabras, ¿cuáles son las relaciones entre la pragmática de la traducción, donde se trata como un instrumento, y los discursos sobre la traducción (en los estudios de traducción y otros campos) en los que predomina el pensamiento instrumental?
2.La razón instrumental como concepto crítico
Desde las múltiples perspectivas desarrolladas con un enfoque en el adjetivo «instrumental», nos referiremos aquí a dos de carácter normativo que asocian la crítica de la razón instrumental con la responsabilidad social y política que deben asumir las ciencias. La primera es la consistente crítica de Horkheimer y Adorno en su obra fundamental Dialéctica de la Ilustración (2002). Horkheimer y Adorno describen la razón instrumental como interrelacionada con la razón positivista. Por tanto, su análisis de la razón instrumental es al mismo tiempo una crítica del pensamiento de la Ilustración. Estos autores argumentan que, a medida que la Ilustración disolvía las ideas de la razón objetiva, el dogmatismo y la superstición, estas eran reemplazadas por la razón subjetiva que, con el tiempo, se convirtió en la razón instrumental. Según Horkheimer (1974, 75), cuando la ciencia sustituye los ideales y conceptos de la metafísica racionalista, por la que se asumía un ser humano universal, el «contenido humano» se pierde. Como desarrolló el mismo autor, la razón subjetiva y la formalización de la filosofía y la ciencia están estrechamente relacionadas, y tanto el surgimiento de la razón subjetiva como el positivismo en la ciencia y el cientificismo en la sociedad van de la mano. La ciencia se convierte en la máxima autoridad de la sociedad, mientras que sus objetivos se reducen a la clasificación de los hechos y al cálculo de las probabilidades. Si una «economía intelectual», que es básicamente una mecanización esencial para la expansión de la industria, se convierte en un rasgo característico del pensamiento y si la razón misma se instrumentaliza, «adopta una especie de materialidad y ceguera, se torna fetiche, entidad mágica, más aceptada que experimentada intelectualmente» (1974, 23). La razón se presta entonces fácilmente a la manipulación ideológica y «se somete a todo» (id.) hasta el punto de poder ser utilizada tanto por los adversarios como por los defensores de los valores humanitarios tradicionales:
La afirmación de que la justicia y la libertad son mejores por sí mismas que la injusticia y la opresión es científicamente inverificable y carece de utilidad. Ha llegado a sonar tan insignificante en sí misma como lo sería afirmar que el rojo es más hermoso que el azul, o que los huevos son mejores que la leche.(24)
Horkheimer y Adorno no utilizan el adjetivo «instrumental» como modificador descriptivo neutro. Su objetivo es recordar al lector el papel histórico y social que una persona adopta cuando se dedica a la ciencia. La crítica de lo instrumental dirige aquí la atención hacia la necesidad de cambiar de la mera optimización de los medios a la reflexión sobre lo que a menudo se da por sentado y a cuestionar los objetivos superiores de nuestra investigación. Así, la razón instrumental se convierte en una categoría crítica de pensamiento y en una posibilidad para el análisis de discursos y de las prácticas académicas e institucionales.
El segundo enfoque al que queremos hacer referencia es la crítica de Bourdieu a la instrumentalización de la ciencia por la política y el mercado como parte de su «sociología reflexiva» (1992). Según Bourdieu, las categorías que se aceptan como dadas y la forma en que se formulan las preguntas de investigación están determinadas por debates en la esfera sociopolítica y, a su vez, influyen o validan, a través de procedimientos científicos aparentemente neutrales, el discurso de la corriente dominante. De esta manera, el mundo social utiliza el trabajo académico, y a los propios investigadores, para «construir su propia representación» (237). Por ejemplo, si se lleva a cabo una investigación sobre el rendimiento escolar y se toma a los migrantes como punto de referencia, se puede utilizar el origen étnico como el factor determinante y hacer grupos en consecuencia. Esta decisión podría ser un reflejo de la opinión de que los hijos de familias migrantes y específicamente aquellos de ciertos países o grupos étnicos obtienen peores resultados que los otros. Los resultados de las estadísticas a gran escala (a menudo realizadas por comisiones dirigidas o financiadas por el Estado) se presentan como un reflejo realista de la situación en el mundo social y sirven para reafirmar la opinión predominante. Según Bourdieu, el sociólogo que deja su razón al «estado de lo impensado (impensé)» se condena «a no ser nada más que un instrumento de aquello de lo que clama pensar» (238).
Para resistir y oponerse a esta instrumentalización de la investigación y del académico, Bourdieu invita a una sociología reflexiva que introduzca una ruptura epistemológica y resulte en la conversión de la visión propia. El momento crucial en cualquier proyecto de investigación individual (y no solo en las grandes narrativas teóricas) es, por tanto, la construcción del objeto de estudio y el compromiso crítico con lo preconstruido:
La construcción de un objeto científico requiere, ante todo, romper con el sentido común, es decir, con la representación que todo el mundo comparte, tanto si son los meros lugares comunes de la existencia ordinaria o las representaciones oficiales, a menudo inscritas en instituciones y, por tanto, presentes tanto en la objetividad de las organizaciones sociales como en la mente de sus participantes. Lo preconstruido está en todas partes.(235)
Uno de los problemas a los que se enfrentan los académicos hoy en día, especialmente en las humanidades, es que tienen que ceder a las expectativas de la orientación práctica y usabilidad inmediata de los estudios realizados.22.Un ejemplo interesante es el libro de Martha Nussbaum Sin fines de lucro: Por qué la democracia necesita de las humanidades (2010Nussbaum, Martha 2010 Not for Profit. Why Democracy Needs the Humanities. Princeton: Princeton University Press.). Nussbaum sostiene que la educación se trata cada vez más como si su principal objetivo fuera enseñar a los estudiantes a ser económicamente productivos. Hace un llamamiento a la necesidad de integrar las artes liberales en todos los niveles de la educación. Al mismo tiempo, critica el pensamiento orientado al mercado en la educación, afirma que las humanidades «son esenciales para el objetivo del crecimiento económico y el mantenimiento de una cultura empresarial sana» (112). Así, definir el papel de las humanidades como el cultivo de «mentes que son flexibles, abiertas y creativas» a la innovación en los negocios (112), conlleva instrumentalizar las humanidades hacia el mercado una vez más. La inconsistencia en los argumentos de Nussbaum podría ser un indicio del arraigo en la sociedad de la suposición de que la educación (y las humanidades) deberían servir a las necesidades de la economía. Hartmut Rosa (2013)Rosa, Hartmut 2013 Beschleunigung unf Entfremdung. Entwurf einer Kritischen Theorie spät- moderner Zeitlichkeit. Translated by Robin Celikates. Berlin: Suhrkamp. analiza los efectos de las ideologías capitalistas y el desarrollo tecnológico en la vida social en general con un enfoque en el aspecto temporal. Según Rosa, los sujetos modernos se regulan y suprimen por un régimen temporal invisible, despolitizado y raramente discutido o teorizado (8). Ciertamente, tales políticas no solo operan donde son inmediatamente perceptibles. Muchos de los vínculos no se identifican ipso facto, sino que «pueden tomar caminos que aún no están señalados sobre el mapa político» (Derrida, en Derrida y Ewald 2001Derrida, Jacques, and François Ewald 2001 “A Certain ‘Madness’ Must Watch Over Thinking. Refusing to Build a Philosophical System, Derrida Privileges Experience and Writes Out of ‘Compulsion.’ A Dialogue Around Traces and Deconstructions.” Translated by Denise Egéa-Kuehne. In Derrida & Education, ed. by Gert J. Biesta, and Denise Egéa-Kuehne, 55–76. London: Routledge., 73). Como Derrida nos recuerda, hay discursos que parecen ser apolíticos o políticamente neutrales pero que están politizados y otros, que se presentan como altamente políticos y podrían tener un efecto despolitizador gracias a su orientación predecible. Sin embargo, algunas áreas, especialmente aquellas en las que la llamada prueba empírica se impone de manera demasiado evidente (como los estudios tecnológicos) parecen ser más propensas a adoptar los puntos de vista del mundo social del que derivan sus objetos de estudio. Sterne (2003)Sterne, Jonathan 2003 “Bourdieu, Technique and Technology.” Cultural Studies 17 (3/4): 367–389. critica el uso de modificadores como «digital» o «nuevo» para la palabra «tecnología» en el discurso académico, afirmando que tienen un toque anacrónico dadas las décadas que han pasado desde que se introdujeron la mayoría de las llamadas «nuevas» tecnologías. Por lo tanto, referirse a los ordenadores como un medio digital y nuevo equivale a adoptar un lenguaje publicitario en el ámbito académico, recurriendo a la «novedad» como valor sociocultural (368).
3.La razón instrumental en los estudios de traducción
Los estudios de traducción son otro campo en el que la praxis social parece imponer su «realidad» directamente en el diseño de la investigación. La orientación hacia la práctica se ha convertido en un principio rector y en un importante terreno de legitimación para la investigación y la enseñanza en los estudios de traducción en Europa. Como ya se ha mencionado, el Proceso de Bolonia ha establecido los principios del mercado, como la competitividad y la empleabilidad, en el centro de la «reforma» de los planes de estudios en la UE. Así, el dominio del mercado y su labor en la configuración de los programas universitarios se han hecho cada vez más manifiestos. El «modelo de negocio de la producción de conocimiento» (Schwandt 2007Schwandt, Thomas A. 2007 “First Words.” In Knowledge Production. Research Work in Interesting Times, ed. by Bridget Somekh, and Thomas A. Schwandt, 1–5. London: Routledge., 4) está orientado a la utilidad del conocimiento y solo se define como conocimiento útil aquel que puede ser bien comunicado y «transferido» o «aplicado» en el mundo profesional.
El creciente interés por las tecnologías de traducción, tanto en la formación de profesionales como en la investigación, es un ejemplo de cómo los objetos de interés para el mercado son introducidos «de contrabando» en el trabajo académico. En el caso de las tecnologías de traducción, existe un desequilibrio evidente entre la investigación instrumental y la investigación crítica. De hecho, hay muy pocos estudios críticos sobre los efectos de estas tecnologías o sus implicaciones sociales y políticas, sin contar con el trabajo fundamental sobre los conceptos preconcebidos y las cuestiones de investigación que guían dicho estudio.33.Sandrini (2005Sandrini, Peter 2005 “Translationstechnologie – Überblick und Aussicht.” In Translatologie – Neue Ideen und Ansätze. Innsbrucker Ringvorlesungen zur Translationswissenschaft IV, ed. by Lew Zybatow, 203–220. Frankfurt: Peter Lang., 218) compara las múltiples posibilidades que ofrecen las tecnologías de traducción con el fuego de Prometeo. Según Sandrini, el traductor está fascinado por el constante progreso y el hecho de que las tecnologías facilitan su trabajo, de modo que lo disfruta mucho y se convierte en un «homo digitalis ludens». Resulta muy llamativo que los conceptos como «productividad» no sean cuestionados, dado que las condiciones para los traductores no han mejorado en la mayor parte del mundo profesional (Dizdar 2012Dizdar, Dilek 2012 “General Translation Theory.” In Handbook of Translation Studies. Vol. 3, ed. by Yves Gambier, and Luc van Doorslaer, 52–58. Amsterdam: John Benjamins. ). En la siguiente sección, examinaremos detalladamente uno de los conceptos centrales en los estudios de traducción, a saber, el concepto de competencia.
4.Competencia: Un concepto preconstruido
«Alguien que volviese de Marte a Europa después de 20 años ausente estaría muy sorprendido de descubrir el nuevo concepto [competencia] y el aparente consenso que habría ganado en poco tiempo» (Drexel 2003Drexel, Ingrid 2003 “The Concept of Competence – an Instrument of Social and Political Change.” In Two Lectures. Working Paper 26, 5–15. Bergen: Stein Rokkan Centre for Social Studies. Accessed September 2, 2012. https://bora.uib.no/bitstream/handle/1956/1381/N26-03%5B1%5D.pdf?sequence=1, 5). Así es como Ingrid Drexel, experta en la estructuración social del trabajo y la formación de habilidades, describe la impresionante carrera que el concepto de competencia ha tenido en los países de la UE en las últimas décadas. Drexel estudia el desarrollo del concepto como un fenómeno social. Su enfoque se centra en el origen del concepto y en su potencial para el cambio sociopolítico que, como afirma, rara vez se discute. La «competencia» se ha convertido así en un concepto preconstruido y poco teorizado. En los estudios de traducción, los debates sobre el desarrollo curricular y el campo de la pedagogía de la traducción tampoco pueden desprenderse del mismo, especialmente, en la investigación sobre los procesos de traducción, donde el concepto de competencia se ha convertido en un elemento central. Una búsqueda utilizando la palabra clave «competencia» en la Translation Studies Bibliography da 1026 resultados, mientras que el número de resultados para «aprendizaje» es de 780. Cuando se navega por las áreas, nos encontramos con numerosas publicaciones que se concentran en la competencia de traducción. Además, encontramos algunos grandes proyectos como PACTE (Procés d’Adquisició de la Competència Traductora i Evaluació) y TransComp, que se dedican al estudio del desarrollo de la competencia de traducción.44.En Göpferich y Jääskeläinen (2009)Göpferich, Susanne, and Riitaa Jääskeläinen 2009 “Process Research into the Development of Translation Competence: Where Are We and Where Do We Need to Go?” Across Languages and Cultures 10 (2): 169–191. se ofrece una visión general de los enfoques en la investigación del proceso de traducción centrándose específicamente en la competencia de traducción. Ver también PACTE 2005PACTE 2005 “Investigating Translation Competence: Conceptual and Methodological Issues.” Meta 50 (2): 609–619. , 2007 2007 “Zum Wesen der Übersetzungskompetenz – Grundlagen für die experimentelle Validierung eines Ük-Modells.” In Quo vadis Translatologie? Ein halbes Jahrhundert univer- sitäre Ausbildung von Dolmetschern und Übersetzen in Leipzig. Rückschau, Zwischenbericht und Perspektiven aus der Außensicht, ed. by Gerd Wotjak, 327–342. Berlin: Frank & Timme.. Sin embargo, encontramos más dificultades para hallar estudios críticos sobre el propio concepto (y otros afines, como «profesión» y «profesionalización»), cómo surgió este y sus implicaciones.55.Véase Bourdieu (1992Bourdieu, Pierre 1992 “The Practice of Reflexive Sociology.” In An Invitation to Reflexive Sociology, ed. by Pierre Bourdieu, and Loïc J. D. Wacquant, 216–260. Chicago: The University of Chicago Press., 242), que denota la «profesión» como un «concepto popular que ha sido contrabandeado acríticamente al lenguaje científico y que importa a todo un inconsciente social». Según Bourdieu, el concepto funciona porque ofrece un cuerpo bien definido que, construido como objeto, «facilita» la investigación. Los estudios de traducción han creado una cantidad inflacionaria de subcompetencias para segmentar, organizar y evaluar «la competencia traductora». Pym critica estos modelos «multicomponentes» de competencia y pide un enfoque minimalista de traducción que pueda «apoyar un enfoque crítico de aquellas tareas y tecnologías que, de hecho, confunden los medios con el fin» (Pym 2003Pym, Anthony 2003 “Redefining Translation Competence in an Electronic Age: In Defence of a Minimalist Approach.” Meta 48 (4): 481–497. , 494). Según este autor, las tecnologías nos hacen olvidar que nuestra tarea básica tiene que ver con la comunicación entre humanos, y que el uso de los medios electrónicos debe servir para este propósito. Sin embargo, el problema parece no residir solo en el modelo multicomponente, sino en el concepto mismo de competencia.
Podríamos aproximarnos a la descripción de esta cuestión con la ayuda del análisis de Drexel sobre la génesis del concepto. Esta autora muestra cómo la Comisión Europea abogó por el mismo; aportó las ideas centrales y la estrategia para su implementación en las sociedades europeas, así como la financiación necesaria para la investigación (Drexel 2003Drexel, Ingrid 2003 “The Concept of Competence – an Instrument of Social and Political Change.” In Two Lectures. Working Paper 26, 5–15. Bergen: Stein Rokkan Centre for Social Studies. Accessed September 2, 2012. https://bora.uib.no/bitstream/handle/1956/1381/N26-03%5B1%5D.pdf?sequence=1). A continuación, resumiremos algunos aspectos del análisis de Drexel que muestran cómo el concepto de competencia puede funcionar como una herramienta para poner la investigación y la formación en traducción al servicio del mercado (6–7; 11–12).
A diferencia del concepto de cualificación, que designa procesos de aprendizaje organizados y regulados socialmente, tal como los que tenemos en las universidades, la competencia se centra en la producción. El aprendizaje se entiende aquí en un sentido muy amplio y se da especial atención al aprendizaje informal. Disociar la cualificación del proceso de aprendizaje formal supone disponer de métodos y criterios para evaluar el éxito o los resultados del proceso de aprendizaje, y de esta manera destacar el producto en lugar de valorar el propio proceso de aprendizaje. Esto implica la creación de más subdivisiones para asegurar áreas de competencia compactas que se presten al control y a la evaluación y certificación «apropiadas». El concepto también produce la individualización y la fragmentación de los resultados de aprendizaje, y crea así competencias paulatinamente atomísticas y restringidamente fragmentadas. Drexel afirma que certificar estas competencias atomísticas sin el requisito de una educación formal puede conducir a una marginalización de los títulos públicos o semipúblicos y a una disminución de la responsabilidad del Estado y de las empresas en los procesos de aprendizaje organizados. Mientras que el aprendizaje formalizado se devalúa cada vez más, la experiencia asume un estatus privilegiado y se hace hincapié en la operatividad inmediata de la mano de obra. En consecuencia, a mayor premura de inserción de los jóvenes en el mercado, mayor será su experiencia profesional. A medida que desarrollen perfiles individuales y los títulos sean menos valorados, aumentará la dificultad para mantener los estándares en términos de ingresos. Como resultado, la negociación salarial individual o específica de la empresa aumentará. En última instancia, las combinaciones de competencias individuales complicarán la movilidad horizontal y, consecuentemente, el trabajador estará vinculado a su empresa de una forma más firme.
Drexel aboga por la necesidad de una investigación crítica que pueda influir en el futuro del concepto, haciendo hincapié en el trasfondo histórico del éxito de este. Sin embargo, señala que, en Alemania, el potencial de esta crítica continúa disminuyendo y que la tradición crítica de la sociología se ha visto afectada por la política de financiación de la UE; de ahí la pertenencia de las teorías de Horkheimer y Adorno.
Tomando el análisis de Drexel como punto de partida, nos disponemos a examinar a continuación un artículo que contiene en su título el sintagma «competencia de traducción» y trataremos de ver cómo se aborda la cuestión de la competencia en términos de la traducción. En su artículo titulado «What is translation competence?» (2009), Kirsten Malmkjaer habla de la «competencia de transferencia» como el componente distintivo de la competencia traductora, que se concibe como «la capacidad de preservar el significado entre lenguas» (131). La competencia traductora, según Malmkjaer, se desarrolla «mediante una interacción entre (i) datos de entrada relacionados con la traducción[,] (ii) un estado inicial que consiste en (desarrollar) la competencia lingüística en dos o más idiomas + el principio del placer de traducir» (id.). Con este último (el principio del placer de traducir), se refiere a un trabajo que sugiere que «la calidad de la traducción puede verse afectada positivamente por la afinidad personal del traductor y su implicación en la tarea de traducción» (131–132). En el vocabulario que usan Malmkjaer y otros autores, se incluyen los «beneficios directos de una actitud positiva» (132), «el correcto estado del ánimo afectivo» que conduce al «éxito en la traducción» (Tirkkonen-Condit y Laukannen, citado en Malmkjaer 2009Malmkjaer, Kirsten 2009 “What is Translation Competence?” Revue française de linguistique appliquée 14 (1): 121–134., 132), y las «características personales como la tolerancia a la ambigüedad, la flexibilidad, el realismo y la curiosidad intelectual [que] parecen contribuir al éxito del desempeño» (Kussmaul y Tirkkonen-Condit, citado en Malmkjaer 2009Malmkjaer, Kirsten 2009 “What is Translation Competence?” Revue française de linguistique appliquée 14 (1): 121–134., 132).
El uso de términos como «beneficio» combinado con «la calidad de la traducción» y el «éxito del desempeño» son indicadores de cómo una forma de pensamiento instrumental, descrito en la primera parte de esta contribución, domina el discurso del artículo. Además, muestra cómo los valores, las normas y las motivaciones se integran en el modelo de traducción orientado al resultado y se instruyen en una concepción de estilo empresarial sobre cómo los traductores deben trabajar y formarse de manera eficaz. Hemos de reconocer que el perfeccionamiento de la «flexibilidad» o «curiosidad intelectual» en esos programas de entrenamiento solo genera más preguntas. Tampoco se consideran como valores en sí mismos ni como factores de motivación de la reflexión crítica, sino como atributos que ayudan a llevar a cabo la tarea encomendada de la manera más eficiente y «profesional» posible. En el modelo de negocio de la producción de conocimiento, este último se convierte en una «mercancía comercializable [donde] los resultados del conocimiento se consideran justificables solo en términos de las necesidades que satisfacen en un determinado segmento de mercado» (Schwandt 2007Schwandt, Thomas A. 2007 “First Words.” In Knowledge Production. Research Work in Interesting Times, ed. by Bridget Somekh, and Thomas A. Schwandt, 1–5. London: Routledge., 4). Así pues, la utilidad (véanse «orientación práctica» y «ocupabilidad») se ha convertido en el indicador principal para determinar el valor de los conocimientos. Clasificar el conocimiento como útil o carente de utilidad es, en sí mismo, parte del pensamiento instrumental. No hay, por supuesto, ningún conocimiento que carezca de utilidad como tal, dado que la curiosidad intelectual y la puesta en práctica del conocimiento con fines humanos son consideradas valores. Como muestra Marilyn Strathern (2007)Strathern, Marilyn 2007 “Measures of Usefulness: A Diatribe.” In Research Work in Interesting Times, ed. by Bridget Somekh, and Thomas A. Schwandt, 9–23. New York: Routledge. en su análisis del concepto de utilidad con respecto a la antropología social, la reivindicación de este parece ser síntoma de una preocupación concreta: conocimiento útil significa que puede ser comunicado o aplicado para prevenir un déficit de productividad. Para que el conocimiento sea productivo, debe ser transferido (y prestarse para la transferencia), porque tiene que ser «usado» y «consumido». El «uso» del conocimiento también implica que lo ideal es que conduzca a la acción, por ejemplo, por parte de los traductores; de esta forma, el círculo se completa: se favorece la investigación aplicada ante la teoría. Dado que la investigación aplicada no se dirige a la disciplina en sí, sino que sirve a los «usuarios», ya sean profesionales de la traducción o actores que utilizan la traducción (la industria de la traducción y la localización y otras partes interesadas), desvía la atención de los «intereses internos» y del desarrollo de la propia disciplina. Como la comunicación y la transferencia de conocimiento (el trabajo de investigación orientado hacia la usabilidad en el campo «profesional») tiende a reducir la complejidad, no es necesariamente una buena herramienta para promover la reflexión teórica.
Malmkjaer, tras haber utilizado «transferencia de competencia» a lo largo de su artículo, reconoce en el último párrafo que «queda un problema por resolver con la descripción de la competencia de transferencia, a saber, el uso de la metáfora de la transferencia» y continúa diciendo que, tal y como ella lo entiende, «se genera un nuevo sentido en cada encuentro de habla, de modo que, de hecho, no hay nada que transferir» (132). Como solución a este problema epistemológico más bien básico, sugiere abandonar la transferencia y limitarse a la «competencia traductora». No obstante, esta enmienda cosmética simplemente traslada el problema de la palabra «transferencia» a la palabra «traducción», que se utiliza básicamente como sinónimo, y reitera el problema en vez de resolverlo.
El concepto de competencia plantea muchas más cuestiones que quedan por debatir en los estudios de traducción. Una de ellas está relacionada con el concepto de sujeto y la noción de realización que se inscribe en el concepto de competencia. La subjetividad de la Ilustración se conceptualiza como el poder normativo de permitir el resultado. La tarea del traductor profesional, concebido como un sujeto autopresente que ha adquirido las competencias necesarias para controlar su acción, es hacer que la traducción tenga éxito. El concepto de competencia es un medio para hacerla controlable e implica que la acción humana es una ejecución de la intención. Sin embargo, esta forma de entender la traducción y la competencia no considera la imposibilidad de ejercer un control total (Derrida 1990Derrida, Jacques 1990 “The Force of Law. ‘The Mystical Foundation of Authority’.” Translated by Mary Quaintance. Cardozo Law Review 11: 919–1045.). Asimismo, aceptar que existe una brecha inconfundible entre la capacidad y los logros de un sujeto tiene consecuencias para otras nociones afines, como la «intencionalidad» y el «profesionalismo».66.Una práctica «correcta» sería aquella que da cuenta de la diferencia entre ser capaz y tener éxito y que opera en esta diferencia (Menke 2007Menke, Christoph 2007 “Subjektivität und Gelingen: Adorno – Derrida.” In Politische Philosophie und Dekonstruktion: Beiträge zur politischen Theorie im Anschluss an Jacques Derrida, ed. by Andreas Niederberger, and Markus Wolf, 61–76. Bielefeld: Transcript Verlag., 73, basándose en Adorno y Derrida).
5.La traducción como «instrumento»
Retomemos la cuestión de si hay alguna característica concreta de los estudios de traducción que los haga más susceptibles a la razón instrumental. Como hemos comentado anteriormente, este ámbito, al menos en Alemania, estuvo expuesto a la competencia por la financiación externa y a la transformación bajo los auspicios de la utilidad, antes de que pudiera consolidar su fundamento. Los campos de estudio más tradicionales y establecidos parecen tener más recursos para retener la investigación crítica básica, como sugiere Herbert (2009Herbert, Ulrich 2009 “Bürokratie des Kreativen. Perspektiven und Desiderate der Förderpolitik für die Geisteswissenschaften.” Zeitenblicke 8 (1). Accessed September 4, 2012. http://www.zeitenblicke.de/2009/1/herbert/index_html, 7), para el estudio histórico. Según este autor, los mejores enfoques de la historia se desarrollan en áreas basadas en estructuras que han evolucionado durante un largo periodo de tiempo y que permiten a los académicos trabajar de forma continua. Los estudios de traducción apenas han podido ganar tal terreno y en la mayoría de las universidades siguen luchando por su reconocimiento, lo que equivale también a puestos de trabajo y recursos. Al mismo tiempo, hay un mayor número de programas de formación de traductores en muchos países (como Turquía). No obstante, una vez más, esto parece estar relacionado con las expectativas de utilidad. Los departamentos de literatura alemana en el extranjero, por ejemplo, atravesaron dificultades a partir de finales de los años noventa, cuando se vieron obligados a reorientarse hacia la enseñanza de cursos de traducción técnica (véase Kelletat 2004Kelletat, Andreas 2004 “Interkulturelle Germanistik und Übersetzerausbildung. Vortragauf dem Germanistentreffen Deutschland – Indien – Indonesien – Philippinen – Taiwan – Thailand – Vietnam (Bangkok, 3.-8. Oktober 1999).” In Reden ist Silber. Zur Ausbildung im Übersetzen und Dolmetschen. Universitätsreden 1994 bis 2003, ed. by Andreas Kellekat, 120–126. Vaasa: Saxa., 121). De hecho, la traducción para los departamentos de literatura podría servir de ancla de «utilidad». Esto podría considerarse como una oportunidad y un riesgo para los estudios de traducción, dependiendo de cómo se maneje esta situación: o bien confirma la perspectiva instrumental sobre el campo de su propósito e investigación permaneciendo en la esfera preconstruida, o bien debate, replantea y negocia reflexivamente su propia perspectiva y sus relaciones con otras disciplinas.
Como hemos puesto de manifiesto, la historia institucional y la política contribuyen a la base del pensamiento instrumental. Sin embargo, ¿no tiene que ver todo esto con el concepto y el fenómeno de la traducción en sí?, ¿no impone la noción misma de traducción la idea de lo instrumental?
La traducción y la interpretación impregnan nuestras prácticas sociales cotidianas, hasta el punto de que tratar con estas actividades puede considerarse una técnica cultural esencial. Los individuos adquieren habilidades básicas para tratar con las traducciones, que van desde la capacidad de leer subtítulos o aceptar voice-over cuando ven películas o entrevistas en televisión, hasta las estrategias de compensación que aplican para asegurar la comprensión cuando se enfrentan a estructuras erróneas o formulaciones extrañas en un texto traducido. Las habilidades relacionadas con la traducción también incluyen, por supuesto, la práctica de la traducción, por ejemplo, al usar un diccionario o Google Translate para escribir o leer un mensaje de chat en un idioma extranjero. Lo que la mayoría de los usos de traducción e interpretación parecen tener en común es la idea de que un intermediario nos concede la entrada a lo que queremos acceder. Por lo tanto, no es de extrañar que el sentido común conciba la traducción como un medio para alcanzar un fin, es decir, como un instrumento. La traducción es vista como un elemento secundario que sirve a una finalidad mayor, a saber, la comunicación. Cuando se traduce un manual de instrucciones, la función principal del texto es proporcionar una guía para hacer que la máquina funcione; la traducción de una receta sirve generalmente para cocinar un plato; la traducción de un texto jurídico se utiliza generalmente para la práctica jurídica, y hay muy pocos lectores de literatura que lean una novela traducida porque es una traducción. En todos estos casos, la traducción cumple con el objetivo de la comunicación sin destacar necesariamente su condición de traducción. De hecho, para que tenga éxito, muy a menudo tiene que «negar» su naturaleza traslativa. Los casos de comunicación donde el carácter traslativo de una traducción está en primer plano se limitan en su mayoría a análisis de expertos, como los realizados por críticos o académicos de la traducción, los casos en los que las decisiones relativas a la traducción se consideran jurídicamente pertinentes, o aquellos en los que la traducción se hace visible en sentido positivo o negativo. Parece ser una consecuencia lógica de las prácticas sociales que implican la traducción que el proceso y sus actores permanezcan generalmente invisibles, como afirma Lavinia Heller (2013)Heller, Lavinia 2013 Translationswissenschaftliche Begriffsbildung und das Problem der perfor- mativen Unauffälligkeit von Translation. Berlin: Frank und Timme. en su trabajo sobre la «discreción performativa» de la traducción. Una implicación importante del aspecto instrumental que la traducción comparte con otros fenómenos, sobre todo con los que se engloban bajo el epígrafe «medios de comunicación», es que para que sea eficaz, la traducción tiene que negarse en el acto de ejecución. El automatismo que funciona en técnicas culturales como la escritura o la lectura también es efectivo en nuestro manejo de la traducción. Así como pasamos por alto los errores tipográficos o somos capaces de leer textos enteros que están mal escritos a propósito, nos acostumbramos a ver películas dobladas hasta tal punto que ni siquiera nos damos cuenta de que los movimientos de los labios de los personajes no coinciden con las palabras que pronuncian. Si uno está tan centrado en la traducción como lo están a menudo sus académicos, puede incluso resultar difícil concentrarse en la película en sí; es más fácil verla si ignoras su traducibilidad.
Obviamente esto no es tan sencillo; la traducción no siempre permanece invisible y transparente. El caso de los estudios sobre los medios de comunicación podría ser un candidato adecuado para plantear un debate sobre esta cuestión. Se considera que el medio funciona mejor cuando se disuelve en el momento de la transferencia, cuando se vuelve invisible mientras realiza su tarea de mensajero. Cuando escribimos una carta, es posible que el color de la tinta no sea relevante, pero puede llegar a serlo hasta el punto de que afecta trascendentalmente a su «significado». Aunque normalmente no es el caso, existe la posibilidad de que el color subvierta la jerarquía significante. Del mismo modo, no nos damos cuenta de que el aire funciona como medio mientras vemos y oímos a través de él, igual que ignoramos la mayoría de las condiciones físicas de percepción que son irrelevantes en una situación dada. En cambio, cuando tenemos problemas de audición o de visión, es decir, cuando se altera la transparencia del medio, por ejemplo, cuando hay niebla o una pared, dirigimos nuestra atención a las condiciones físicas y a su carácter medial (véase Wirth 2008Wirth, Uwe 2008 “Die Frage nach dem Medium als Frage nach der Vermittlung.” In Was ist ein Medium?, ed. by Stefan Münker, and Alexander Roesler, 65–90. Frankfurt am Main: Suhrkamp., 233). Por tanto, la transparencia siempre funciona en el contexto de la posibilidad de opacidad.
En resumen, hay muchas posibilidades de que un medio transparente se haga visible. Tanto la traducción como el medio son transparentes y opacos, y lo son ambos al mismo tiempo, lo que permite que la transparencia se convierta en opacidad en cualquier momento. Al igual que sucede con el medio, la traducción no solo sirve como mensajera, sino que también tiene una naturaleza delineada. Su papel es desaparecer, pero nunca permanece fuera del mensaje en sí. Lo que Sibylle Krämer (2008Krämer, Sibylle 2008 “Medien, Boten, Spuren. Wenig mehr als ein Literaturbericht.” In Was ist ein Medium?, ed. by Stefan Münker, and Alexander Roesler, 65–90. Frankfurt am Main: Suhrkamp., 337) afirma para los estudios de medios de comunicación también es aplicable a una epistemología crítica de la traducción: es crucial reflexionar sobre esta duplicidad que parece ser operativa y que se desarrolla constantemente.
En el siguiente apartado, trataremos de ilustrar esta teoría con un estudio de caso en el área de la interpretación jurídica, más específicamente de la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (en adelante, TEDH).
6.Intercambio transparencia-opacidad, análisis de caso: La práctica (relacionada con) la traducción y su discurso
Los casos del TEDH en los que se lidia con las reclamaciones motivadas por la traducción o la interpretación son particularmente interesantes, ya que permiten analizar el discurso sobre la traducción, tanto desde el punto de vista de la parte demandante, como desde la perspectiva legislativa y del Tribunal. Observemos someramente un caso específico en el que se interpuso una demanda debido a la calidad de la interpretación (Prototapa v. Turquía, 24/02/2009).
Al protestar por la falta de imparcialidad en su juicio ante el Tribunal del Distrito de Nicosia, la demandante aplica el artículo 6 de la Convención, que establece que «en la sustanciación […] de cualquier acusación de carácter penal formulada contra ella, toda persona tiene derecho a ser oída públicamente […] por un tribunal independiente e imparcial establecido por la ley» (III/67). Cito los pasajes del artículo que se refieren al derecho a la traducción y a la interpretación:
3. Toda persona acusada tiene, como mínimo, los siguientes derechos: (a) A ser informado en el más breve plazo, en una lengua que comprenda y detalladamente, de la naturaleza y de la causa de la acusación; […] (e) A ser asistido gratuitamente de un intérprete, si no comprende o no habla la lengua empleada en la audiencia.(id.)
En la parte de «apelación» de la sentencia, una de las alegaciones de la recurrente es que «no había sido informada con prontitud, en una lengua que pudiera comprender, de la naturaleza y la causa de la acusación formulada contra ella» y que «la traducción del procedimiento había sido muy deficiente» (III A/72).
El Tribunal de Justicia estima que:
la asistencia en materia de interpretación debe ser tal que permita al demandado tener conocimiento del caso que se le imputa y defenderse, en particular mediante la posibilidad de presentar ante el Tribunal su versión de los hechos […]. Habida cuenta de la necesidad de que este derecho sea práctico y efectivo, la obligación de las autoridades competentes no se limita a la designación de un intérprete, sino que, si se les notifica en las circunstancias particulares, puede extenderse también a un cierto grado de control posterior sobre la idoneidad de la interpretación proporcionada.(III C/80)
Al aplicar este principio al caso, el Tribunal de Justicia señala que:
[a] había un intérprete en el juicio […]. Aunque el Tribunal no dispone de información para evaluar la calidad de la interpretación que se proporcionó, observa que de la propia versión de los hechos de la demandante se desprende que esta comprendió los cargos que se le imputaban y las declaraciones formuladas por los testigos en el juicio […]. En cualquier caso, no parece que cuestionase la calidad de la interpretación ante el juez, solicitase otro intérprete o pidiese aclaraciones sobre la naturaleza y causa de la acusación.(III C/83)
El Tribunal decide que no se ha violado el Artículo 6 de la Convención. La demandante dice básicamente que la interpretación no fue lo suficientemente buena para aportarle la información necesaria que le permitiese entender las acusaciones y reaccionar en consecuencia. Según el Artículo 6 de la Convención, el nombramiento de un intérprete interno como tal no garantiza el acceso a un juicio justo. Sin embargo, la cuestión de la calidad sigue siendo poco clara. El Tribunal decide que, incluso cuando declara que no puede evaluar la calidad de la interpretación proporcionada, la demandante debe haber comprendido los cargos que se le imputan y las declaraciones de los testigos «refiriéndose a su propia versión de los hechos». La frase que sigue es especialmente interesante: «En cualquier caso, no parece que haya cuestionado la calidad de la interpretación ante el juez de primera instancia, solicitado la sustitución del intérprete o pedido aclaraciones sobre la naturaleza y causa de la acusación».
El Tribunal muestra un enfoque en última instancia instrumental, enfocado en la función general de la interpretación: ¿entendió la acusada (aproximadamente) la acusación? El Tribunal no está interesado en los detalles de la interpretación, no reconstruye ni puede reconstruir si hubo malentendidos u omisiones. En el contexto al que se refiere el Tribunal, la interpretación se utilizó como un derecho instrumental lingüístico, es decir, como un derecho derivado del derecho a un juicio justo. La interpretación aquí tiene una función medial y sirve a su propósito cuando es transparente. La transparencia asumida es, como hemos visto, una condición de la instrumentalidad última. La visión de sentido común de que la traducción y la interpretación son instrumentales crea una «apariencia de hecho» y una «inteligibilidad inmediata» (Venuti 2008Venuti, Lawrence 2008 The Translator’s Invisibility: A History of Translation. 2nd ed. London: Routledge., 5). Esta es la opinión del Tribunal sobre la traducción y la interpretación, y lo más probable es que también fuera la suposición de la persona demandante en el contexto en cuestión. Sin embargo, recordar a la apelante su derecho a solicitar un intérprete sustituto o pedir aclaraciones implica cambiar de perspectiva y pasar al nivel discursivo. Este cambio presupone que la persona es consciente de sus propios derechos lingüísticos y que tiene una idea de lo que constituye una buena traducción o interpretación y de cómo puede ser evaluada. En otras palabras, el Tribunal transfiere parte de la responsabilidad de las autoridades judiciales de evaluar y garantizar la calidad de la traducción al solicitante de este servicio. Sin embargo, el propio Tribunal de Justicia sigue un instrumentalismo flagrante al afirmar que el hecho de que la recurrente no solicitara otro intérprete significa que la interpretación fue suficientemente buena, es decir, que cumplió su función. El hecho de que haya habido interpretación y que haya sido instrumental para cumplir el objetivo de la comunicación (desde la perspectiva del Tribunal) en esa situación significa que se han cumplido en general los requisitos de los derechos lingüísticos instrumentales.
¿Cómo podría la demandante controlar la calidad del intérprete si no fuera por perturbaciones importantes en el flujo de la comunicación? Incluso la evaluación de la fluidez en el uso del idioma solo sería posible en un idioma; no necesitaría a un intérprete si entendiese ambos. La demandante recurre en este caso al argumento de la economía, diciendo que «la interpretación al griego […] no abarcaba todas las palabras utilizadas por los testigos y las partes» (14), refiriéndose probablemente a la longitud de los pasajes comparados a los del discurso interpretado. Asimismo, añade que el intérprete interrumpió a los demás constantemente. Estas son las «perturbaciones» del carácter instrumental y la supuesta transparencia que pueden suscitar sospechas, ya sea en el propio entorno o cuando se consideran a posteriori. Sin embargo, referirse a la longitud de los pasajes interpretados como una perturbación podría no ser una razón justificable para la mala calidad. Lo mismo ocurre con el acento del intérprete y similares. Por lo tanto, el hecho de que la interpretación se vuelva opaca para alguien a causa de tales «perturbaciones» podría no coincidir con lo que se espera en términos de «calidad» de la interpretación y la traducción por parte de las asociaciones profesionales o del Tribunal, en este caso.
El ejemplo muestra lo interesante que puede ser analizar casos de traducción e interpretación desde la perspectiva instrumental. El argumento instrumental se apoya en el sentido común, y a veces se utiliza eficazmente para promover la traducción y la interpretación. En los campos de la traducción e interpretación jurídicas, así como en el de la interpretación comunitaria, se argumenta que la traducción e interpretación son instrumentos que garantizan el acceso a los derechos, como el derecho a un juicio justo.77.En la teoría de la justicia lingüística, la visión instrumental se compara con los argumentos centrados en la identidad sobre los derechos lingüísticos. Los instrumentalistas afirman que «legitimar los derechos lingüísticos sobre la base de los derechos no lingüísticos es la apuesta más segura porque evita el problema del paternalismo lingüístico» (Boyden 2011Boyden, Michael 2011 “Beyond ‘Eurocentrism’? The Challenge of Linguistic Justice Theory to Translation Studies.” Translation and Interpreting Studies 6 (2): 174–188. , 185) y pone en primer plano nuestro interés por comunicar lo más ampliamente posible. La insistencia en el carácter instrumental de la traducción en este caso cumple una función diferente y podría chocar con el instrumentalismo orientado al mercado en lugar de promoverlo. Sin embargo, este tipo de instrumentalismo también debe ser analizado críticamente. Como se ha podido comprobar en el ejemplo anterior, el derecho a una interpretación no proporciona necesariamente acceso a un juicio justo mientras prevalezca una flagrante concepción instrumentalista de la traducción por parte de los demás actores involucrados. Esta concepción parece estar fuertemente ligada a la expectativa de transparencia como actitud normativa hacia la traducción. De esta forma, se conduce a una relación ambivalente (o de doble ciego) que se deriva de la necesidad vital de la traducción (como instrumento) y su realización como factor que incide en la inmediatez de un acto de comunicación (véase Bahadir 2007, 158). En otras palabras, la traducción y la interpretación son, al mismo tiempo, inevitables e invitados no deseados. Así, son bienvenidas siempre y cuando sean puramente instrumentales (es decir, transparentes), pero puesto que nunca son «puramente» instrumentales ni transparentes (el intérprete no puede desaparecer), siempre resultan sospechosas.88.La especialista en justicia lingüística Rubio-Marín se refiere a la presencia de intérpretes en los tribunales como algo inquietante: «Depender de un traductor puede ser únicamente una segunda opción, ya que priva al proceso judicial de parte de su pureza» (Rubio-Marín 2003Rubio-Marín, Ruth 2003 “Language Rights: Exploring the Competing Rationales.” In Language Rights and Political Theory, ed. by Will Kymlicka, and Allen Patten, 52–79. Oxford: Oxford University Press., 75).
Esta, por supuesto, es una posible interpretación del caso, en la que hemos intentado analizar críticamente los mecanismos para tratar la traducción de manera instrumental. Se sugiere como una alternativa a llevar fácilmente el argumento instrumental desde la percepción del sentido común y el mundo social hasta la investigación en traducción. Por otro lado, asume que la «naturaleza» instrumental de la traducción es una construcción que se mantiene viva gracias a los actores y las estructuras discursivas. Escapar del modo realista de pensar a través de una ruptura epistemológica y concentrarse en el objeto preconstruido podría ayudarnos a repensar los vínculos entre el mundo social, donde la traducción y la interpretación tienen lugar y son objeto de debate, y el discurso sobre los estudios de traducción. Así, se sugiere aquí que uno de los enfoques de dicho análisis se centre en las condiciones que actúan sobre las cuestiones y el diseño de la investigación, y un segundo enfoque importante sería la manera de conceptualizar la traducción en la sociedad en general y su relación con la formación del discurso en los estudios de traducción.99.El trabajo crítico y autorreflexivo ha ido en aumento en los estudios de traducción desde la década de 1980. Los enfoques postestructuralistas y el creciente interés por las teorías sociológicas han llevado a un «giro (auto) reflexivo» (Hermans 2009 2009 “Translation, Ethics, Politics.” In The Routledge Companion to Translation Studies, ed. by Jeremy Munday, 93–105. London: Routledge., 94; Dizdar 2012Dizdar, Dilek 2012 “General Translation Theory.” In Handbook of Translation Studies. Vol. 3, ed. by Yves Gambier, and Luc van Doorslaer, 52–58. Amsterdam: John Benjamins. , 57) tanto en la investigación sobre traducción y la interpretación y sus profesionales, como en la teoría de la traducción (véase especialmente Hermans 1999Hermans, Theo 1999 Translation in Systems. Descriptive and System-oriented Approaches Explained. Manchester: St. Jerome. y Vermeer 2006Vermeer, Hans J. 2006 Versuch einer Intertheorie der Translation. Berlin: Frank & Timme.). La razón de lo instrumental podría servir para describir la interacción entre estas dimensiones.1010.Véase el dispositivo (dispositif) de Foucault, que introduce como herramienta metodológica para analizar el sexo como concepto presocial: «Lo que estoy tratando de señalar con este término es, en primer lugar, un conjunto completamente heterogéneo que consiste en discursos, instituciones, formas arquitectónicas, decisiones regulatorias, leyes, medidas administrativas, declaraciones científicas, propuestas filosóficas, morales y filantrópicas; en resumen, tanto lo dicho como lo no dicho. Estos son los elementos del [dispositivo]. El [dispositivo] mismo es el sistema de relaciones que se pueden establecer entre estos elementos» (Foucault 1980Foucault, Michel 1980 “The Confession of the Flesh.” Translated by Colin Gordon, et al. In Power/Knowledge. Selected Interviews and Other Writings 1972–1977, ed. by Colin Gordon, 194–228. New York: Pantheon., 194). A veces, la razón instrumental emerge en los discursos políticos y económicos, y también funciona para justificar la práctica de la traducción, o como una reinterpretación de dicha práctica. Si el pensamiento instrumental asume una función estratégicamente dominante, también será normativo; afectará a cómo se utiliza la traducción, cómo se habla de ella y cómo se configuran sus instituciones. Tales supuestos, derivados de una reflexión sobre la noción de lo instrumental, conducen a la construcción de un objeto de investigación que, en su heterogeneidad y con los confusos límites del «campo» que crea, planteará más preguntas que respuestas basadas en la evidencia.